La belleza física, si bien la aprecio, nunca ha sido un determinante en la elección de mi pareja sexual.
Valoro mas la energía que desprende cada persona, y busco cierta agresividad sexual (Freud sabrá porque), cierta aura que satisfaga mis necesidades en ese momento.
Y claramente él no era nada guapo. Mas bien feo, pero me resultaba terriblemente atractivo. Supongo que ayudaba que solo fuera vestido con una toalla dejando ver un cuerpo fibrado, delgado y escurridizo, perfecto complemento a esa cara tan rara.
Me lo encontraba una y otra vez en mis diversos paseos por la sauna, y si no hubiera sido por las fugaces miradas que le pillaba al aire, no hubiera dicho que le interesase lo mas mínimo.
Pero el asunto era que él a mi si mi interesaba, así que dejé de lado las sutilezas y cuando lo vi sentando, me senté enfrente con las pierna separadas mostrandole sin pudor ( que ya lo había dejado en la puerta, al entrar)la tremenda erección que él me había provocado.Sonrió, se sobó la polla, y con la mirada me invitó a dirigirme a la cabina mas próxima. Cuando ya estuvimos dentro, me pregunto mi nombre y qué me iba follando.
"Preferentemente pasivo". Fue lo ultimo inteligible que salió por mi boca en los siguientes 40 minutos.
A partir de ahí,
su boca en mi pezón ,sus dedos recorriendo mi ano, humedeciéndolo.
Su saliva cayendo lentamente sobre sobre mi boca. Su nariz olfateando mi cuerpo.
Cuanto más se calentaba mas rudo se volvía.
Golpeaba mi pectorales, apretaba mis brazos, me escupía en la cara y luego me la lamía.
Hasta que me ordenó darme la vuelta.
Me beso en el ojal con la dulzura de un adolescente en su primer beso
y luego me lo reventó con el pollón
que al final descansaría flácido, inmenso y húmedo sobre mi cara
después de darme toda la leche de la que disponía.
El chico feo me salvo la tarde. Guarreamos sin complejos, sin historias. Ahora ya no me parece tan feo.
